Fotocatálisis

La fotocatálisis, al igual que la reacción de fotosíntesis de las plantas, se basa en la absorción de la luz para activar la reacción. En los procesos fotocatalíticos, esa energía luminosa absorbida se usa para la degradación de diversos contaminantes habituales en la atmósfera, tales como NOx, SOx y COVs.
En concreto, la degradación de estos contaminantes se lleva a cabo mediante una reacción fotoquímica que aprovecha la energía procedente del Sol para la generación de radicales libres, causantes estos de las reacciones de oxidación y reducción que se dan en la superficie. Como catalizador o sustrato de estas reacciones redox se presenta un material semiconductor con un band-gap lo menor posible, para así facilitar la generación de pares electrón-hueco.
Este proceso químico se puede observar a una escala macroscópica en la figura adjunta. En ella, el material fotocatalítico presente en la superficie absorbe la radiación solar y permite transformar los contaminantes atmosféricos en compuestos inocuos para la salud, como son los nitratos, CO2 y agua.
A través de la fotocatálisis se puede eliminar la mayoría de los contaminantes presentes en el aire de los núcleos urbanos, tales como NOx, SOx, Compuestos Orgánicos Volátiles, CO y otros compuestos orgánicos derivados de halógenos.